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Todo Empieza Con Un Plan

Si al día de hoy no tienes un plan de vida que dirija tus acciones, te garantizo que el camino que estás recorriendo te llevará a lugares donde no quieres estar.

¿Cómo esperas llegar a algún lado si primero no sabes a dónde quieres ir?

La fuerza de voluntad es inútil si no tienes claro cuál es el destino final de tu viaje.

Anteriormente te había mencionado, en La Suma De Todas Tus Decisiones, que la manera más segura de tomar una buena decisión, es cuando ya tienes establecido un plan y tienes un objetivo bien definido.

Aunque es importante estar motivado cuando vas a elaborar un plan, en ocasiones demasiada excitación puede no dar los resultados esperados.

Esa es una de las razones por las que considero a los adrenalínicos discursos motivacionales de las películas, como bebidas energéticas para el ánimo, sirven nomas para un rato.

Tomarte tu shot energético, sin tener primero una idea clara de lo que quieres hacer, te ervirá para lo mismo que para un perro cuando está persiguiendo su cola. Con mucha energía, eso si, pero sin idea hacia donde ir.

Los planes no tienen que ser súper complejos mapas de tesoro o extensos y detallados listados de acciones, numerados de 1 al 12,537. Puedes tener planes de 1 mes, o 6 meses, o incluso de una semana. Todo es cuestión de que el plan esté trazado para llevarte al lugar donde quieras llegar.

Ten en cuenta que el tiempo no se detiene y pasarán uno, dos o cinco años, en los que finalmente llegarás a tu destino. La pregunta es, ¿a donde llegarás? Para saber a donde llegarás, es importante tener un plan.

Hasta aquí el asunto es sencillo, entonces el siguiente paso es: ¿Cómo hago un plan?

Hace algunos años me entró el interés por escribir una novela. Pensé, ¿qué tan difícil puede ser escribir una novela?
Pues la experiencia es parecida a escribir un plan. Puedes quedarte semanas viendo como idiota a la hoja de papel que tienes frente a ti, sin que puedas escribir ni siquiera la primer palabra. Eso me pasó a mi cuando quise escribir.

Sentarte a escribir tus primeros planes puede llegar a ser tan frustrante, que te puede llevar al punto de pensar que es un esfuerzo inútil, pero créeme que no lo es.

¿Cómo escribí mi novela? Empecé por final.

Un plan lo puedes escribir igual que una novela. Escribe el final primero. El principio ya lo sabes. Eres tú al día de hoy. Ya sabes donde estás y con que recursos cuentas.

Una vez que tengas definido el principio y el final, define que es lo que debes de tener cuando llegues a la mitad del camino, y que te ayudará a llegar al final que tienes pensado. Que recursos debes de tener, que avances debes de haber conseguido, como esperas que sean las condiciones a la mitad del camino.

Haz lo mismo con las dos mitades y empieza a dividirlas en pequeñas acciones alcanzables y medibles, que te permitan saber si vas por el camino correcto. Como si fueran los capítulos de tu novela.

Ya que tengas un plan robusto, o novela, si lo quieres llamar así, ponlo en acción. Si el primer capítulo no te lleva al segundo, vuelve a escribir los capítulos que te hagan falta hasta que las cosas vayan fluyendo.

Empieza a vivir tu novela del primer capítulo hasta el último. Cuando llegues al último capítulo, empieza a escribir otra novela.

Haz de tu novela, un éxito mundial.

 

Recuerda que tienes una misión: Atrévete a ser grande.

 

HASTA LA PRÓXIMA ...

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