La Suma de Todas tus Decisiones

Siempre estamos tomando decisiones.

Todos los días decidimos la ropa que nos vamos a poner, los lugares que vamos a visitar, la gente con la que nos vamos a reunir, las tareas o actividades que vamos a realizar. Incluso decisiones tan inútiles como que telenovela vamos a ver, o que canción vamos a escuchar. Todo mundo tiene el derecho de llenarse la cabeza con la basura que quiera.

El problema es que muchas de esas decisiones las tomamos sin siquiera saber la razón por la que las tomamos o lo que buscamos obtener con ellas. En muchos casos, tomamos decisiones por costumbre, y ese es a veces un lugar muy peligroso.

No estoy diciendo que tienes que cuestionar cien veces decisiones tan poco trascendentes, como que zapatos ponerte, los zapatos cafés o negros, sino decisiones que impactan tu vida, como que carrera vas a elegir, con que pareja sentimental te vas a comprometer, la manera de utilizar tus ingresos, y un largo etcétera.

Así que, y como lo dije antes, empecemos por el principio, definiendo cual es el objetivo de una decisión. Las decisiones sirven para resolver problemas. Pequeñas decisiones sirven para resolver pequeños problemas. Grandes decisiones sirven para resolver grandes problemas.

El valor que tienes en un mercado laboral, será tan alto o tan bajo, como la calidad de los problemas que puedas resolver y eso está directamente relacionado con tu capacidad para tomar decisiones. Los expertos lo son por la calidad de problemas que pueden resolver.

Dicen que una mala decisión es mejor que una indecisión. Yo te aseguro que las dos te llevarán al desastre. No puedes darte el lujo de tomar malas decisiones. Eso solo reflejará la poca preparación que te hizo llegar a esa mala decisión.

Un delantero de fútbol jamás anotará un gol tomando malas decisiones.
Un arquitecto jamás construirá un edificio haciendo malos cálculos.
Un artista nunca pintará una obra de arte con los colores equivocados.

Entonces, ¿porqué afirmar que es mejor una mala decisión que una indecisión?

A ese mismo delantero de fútbol le pagan por anotar goles y eso significa tomar buenas decisiones. Mientras mejores decisiones tome, mas goles anotará y su valor dentro del equipo se incrementará.

Lo mismo con el arquitecto, artista, ingeniero o maestro.
Su talento es la suma de todas sus decisiones.
Si ese es el caso, entonces la pregunta es ¿cómo tomar una buena decisión?
La respuesta es mas simple de lo que parece, pero también más amplia.

Para tomar una buena decisión, primero tienes que entender el problema.

Muchas veces tomamos decisiones sin entender completamente el problema y eso termina metiéndonos en mas problemas de los que teníamos inicialmente.
Cuando enfrentes un problema, date el tiempo de entenderlo primero, antes de tomar una decisión.

Estudia el problema, una y otra vez. No trates de entenderlo pegando de gritos, mirando al cielo y gritando ¿Porque Yo?
Quítale toda la carga negativa, para que puedas entenderlo mejor. Ya que lo entendiste, empezarás a tener ideas claras de como resolverlo. Es ahí cuando debes tomar tus decisiones.

Ya cuando tengas claras tus decisiones, hay que dar el siguiente paso.
Las decisiones se toman con energía y se ejecutan con energía.
Cuando tomes una decisión tienes que estar completamente convencida o convencido
que dará resultado.
La forma más segura de tomar una buena decisión, es cuando ya tienes establecido un
plan y tienes un objetivo bien definido.

Más adelante verás que todo empieza con un plan.

Recuerda que tienes una misión: Atrévete a ser grande.

HASTA LA PRÓXIMA ...